HUMOR POLÍTICO
Alejandro Borensztein
Ni salud ni dinero ni amor
Todas las vacunas deberían llevar el mismo nombre: vacuna Néstor Kirchner. Hace 5 años que dejaron de ponerle Kirchner a todo. Es un gran momento para retomar la costumbre.
13/02/2021
Antes que nada, debemos felicitar al Gobierno nacional por la novedosa idea de intentar ponerle cupo a las exportaciones de maíz y carne, o directamente prohibirlas, para evitar que suban los precios de los alimentos y así cuidar lo que ellos llaman “la mesa de los argentinos”.
Lamentablemente, luego del entusiasmo inicial, se echaron atrás y freezaron la medida. Ojalá la retomen pronto porque era buenísima. De hecho, deberían ya mismo prohibir, por ejemplo, la exportación de porteros así no aumentan las expensas. O la exportación de lechuga, zapallo, tomates, galletitas, cuadernos, pilas, zapatillas, lamparitas, virulana, peluqueros, trapos de piso, jabón, birra, pañales, neumáticos y todas esas cosas que generan inflación.
Sin dudas, una gran idea que cambiaría la historia del país. No se que espera la Academia Sueca para darle el Nobel de Economía al “presidente”.
Para alentar y festejar estas ideas tan revolucionarias, debería decretarse este viernes 19 de febrero, día del cumpleaños de Cristina Kirchner, como el Día del Kirchnerismo y declararse feriado nacional en todo el territorio de la República Oriental del Uruguay y del Paraguay, los dos principales beneficiarios de estas geniales medidas.
Cada mercado internacional que nosotros abandonamos para cuidar la mesa de los argentinos, ellos van y te lo ocupan al toque. Se ve que allá en Uruguay y Paraguay, el temita de la mesa de los uruguayos y la mesa de los paraguayos lo saben resolver de otra manera.
El gobierno también debería suspender ya mismo la famosa exportación de limones a EE.UU. que promovió la dictadura cívico futbolística de Macri. A 300 mangos el kilo de limones no hay tatuaje de Néstor que se lo banque.
Ya que estamos, con la misma lógica pero en sentido contrario, deberíamos empezar a exportar jubilados y así podríamos aumentar las jubilaciones. Y de paso el “presidente” podría cumplir al menos con una de las promesas que hizo durante la campaña (“el 10 de diciembre voy a aumentar las jubilaciones un 20%”, textual está en YouTube).
Dicho todo esto, vayamos a lo profundo.
Según el clásico tema de Gigliola Cinquetti y el trío Los Panchos “…
Tres cosas hay en la vida / salud, dinero y amor / el que tenga las tres cosas / que le de gracias a Dios…”. Claramente no sería el caso de los argentinos.
En el tema salud, el Gobierno habrá hecho todo lo que pudo pero, a juzgar por los resultados, evidentemente con las filminas no alcanzó y todo terminó siendo poco. Ejemplo: se otorgó a todo el personal de salud (médicos, enfermeros, etc.) un bono especial por la pandemia de 5.000 pesos mensuales. O sea, el Estado Nacional, el mismo que le garpa a Cristina más de un millón de mangos por mes libre de impuestos, le tira 33 dólares mensuales a los médicos y enfermeras. Propongo que entre todos los argentinos nos pongamos de acuerdo y nunca se lo contemos a nadie en el planeta, ¿ok? Así no pasamos vergüenza.
Lo positivo es que ya arrancó la vacunación en todo el mundo y de a poco iremos superando el problema. Acá anda fenómeno. Millones de argentinos quieren vacunarse y el mismo Kicillof anunció exultante que en la provincia de Buenos Aires ya se anotaron más de dos millones de personas. Un éxito. Ahora sólo falta que las consigan y chau.
El gobierno debería aprovechar políticamente el suceso y terminar con el ridículo debate entre la Pfizer, la Sputnik, la Oxford, la Moderna, etc. Todas las vacunas deberían llevar el mismo nombre: vacuna Néstor Kirchner. Hace 5 años que dejaron de ponerle Kirchner a todo. Es un gran momento para retomar la costumbre.
Si suena demasiado abusivo usar el mismo nombre para todas las vacunas, entonces podríamos ponerle Néstor Kirchner 1 a la primera dosis y Néstor Kirchner 2 a la segunda dosis.
Así nadie se confunde.
Por supuesto, nunca falta el gorila que se queja de que las vacunas no llegan. Reconozcamos que la cosa no está fácil en ningún lugar del mundo. Pero posiblemente nosotros la tengamos un poquito más difícil que los demás.
Imaginemos al capo de uno de los grandes laboratorios, John Jeringa, cuando llega a la oficina en el último piso de su torre en Manhattan y se encuentra con llamadas de los presidentes de Francia, Italia, Chile, Uruguay y Argentina. ¿A cual cree usted que patean para otro día? Exactamente, amigo lector. El curriculum no nos ayuda.
Defaulteamos a medio mundo, apoyamos las dictaduras de Chávez y Maduro, dijimos en la ONU que el ISIS era un montaje hollywoodense, nos pasamos la vida cantando el hit “combatiendo al capital” y ahora pretendemos que John Jeringa, antes de darle la vacuna a su tía, se la de a Grabois.
No es así, muñeco.
La otra razón por la que estamos complicados con las vacunas es porque tenemos la mala suerte de que hay pagarlas. Acuérdese amigo lector que tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. De salud ya hablamos, ahora veamos si tenemos la mosca.
El ministro Ginés dijo que hay apalabradas 62.000.000 de dosis. En mi barrio apalabrada es una cosa y comprada es otra. A un promedio de 30 dólares por pinchazo, necesitamos 1.860 palos verdes.
Sumale el costo de las fanfarroneadas aéreas de La Cámpora más alguna propina para el delivery, no bajamos de 2.500 palos verdes.
Según los últimos datos oficiales, en el Banco Central hay 39.270 millones de dólares. Ponele 40.000 palos verdes porque siempre algún billete te olvidás en el jean.
En esa cifra (40.000 palos) están incluidos los 15.000 palos verdes que tienen los ahorristas en los bancos y que el Central se lleva (los famoso encajes) para que la guita esté más segura y la gente se sienta más tranquila. Se ve que muy tranquilos no se sienten porque antes de las PASO 2019 los ahorristas tenían 45.000 palos verdes y en cuanto se avivaron de que volvía Cristina se llevaron 30.000 al colchón.
Descontados los encajes (15.000) te quedan 25.000 palos verdes. Pero eso incluye 20.000 que están en yuanes, o sea en moneda china.
Durante años nos contaron que esos yuanes no se pueden convertir en dólares pero si se pueden usar para comprar cosas en China. ¡Bingo! ¿Les garpamos las vacunas chinas con los yuanes?
Parece que no es tan así. Pagando con yuanes te venden todos los murciélagos que quieras pero para vacunas hay que poner verdes de verdad.
Si sacamos los yuanes, solo quedarían 5.000 palos de reserva que tampoco están porque hay 2.000 dibujados por organismos internacionales y 4.000 palos verdes que están en lingotes de oro.
O sea que dólares frescos, de verdad, para poner en la billetera y salir a comprar vacunas tenemos 1.000 palos… ¡negativos!. No entren en pánico por favor, pero la realidad es que estamos 1.000 palos en rojo.
Podríamos vender el oro pero es complejo. No es que Miguel Pesce va a la calle Libertad y vende el oro así nomás. Además, en cuanto el mundo se entere de que ya estás vendiendo el oro, te tachan de todas las listas. No te invitan ni a los cumpleaños de 15. Si así como estamos al “presidente” no le cree nadie, imaginate en cuanto se enteren que estamos rascando el fondo de la lata.
Complicados con la salud y complicados con el dinero, nos queda el amor. Bienaventurados los que disfrutan de la manzana prohibida porque de ellos no será el Reino de los Cielos pero la pasan bomba.
Eso es a nivel personal, pero a nivel país la cosa es muy distinta.
Como le expliqué la semana pasada, amigo lector, puestos a elegir entre el amor y la guerra parece que la política argentina prefiere la guerra. Debe ser que les resulta más fácil. O que no saben hacer otra cosa Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. No ligamos ni una.
Fuente:https://www.clarin.com/opinion/salud-dinero-amor_0_dG6TmvYnD.html
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