Sunday, February 7, 2021

POLÍTICA | ACTUALIDAD-Expertos en pinchazos, por Pablo Sirvén

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 POLÍTICA | ACTUALIDAD 

 Expertos en pinchazos

 Pablo Sirvén

 7 de Febrero de 2021

 La jeringa viene retrasada como probable ícono a incorporar en el álbum de las glorificaciones peronistas para la posteridad. En aquellos libros de lectura obligatoria impuestos en las escuelas por el justicialismo fundacional, aparecían coloreados con suaves témperas ferrocarriles y teléfonos, fábricas con sus chimeneas humeantes, Evita hada madrina que todo lo puede y lo que "Perón nos dio y nos dará más" (sic, del libro de lectura Privilegiados, de Ángela Gutiérrez Bueno, Editorial Kapelusz, página 35). En el inconsciente kirchnerista actual flota ese deseo casi instintivo de agregar la figurita de la vacuna redentora cuanto antes al álbum de "los años felices". 

Sobre la construcción idílica que diseñó Raúl Apold, a los que sumó las magnéticas filmaciones y fotos de Juan y Eva Perón, el justicialismo llega a nuestros días con esa huella indeleble en la memoria popular que puede resumirse en el bello apotegma fabril del General, que aseguraba vida austera, pero alegre: "De casa al trabajo y del trabajo a casa". Aunque hoy las preguntas serían mucho más dramáticas: "¿Qué casa y qué trabajo?", aquellos recuerdos amados, agigantados por el impresionante derrape social del país de las últimas décadas, vuelven más deseados, y los actuales dueños de esa marca tan exitosa sienten la presión de sumar nuevas estampitas que fogoneen el mito. 

Pero lucen tan ansiosos y apurados que se atolondran y suelen provocar efectos contraproducentes. Cuenta Silvia Mercado en su libro El inventor del peronismo, sobre Raúl Apold, que a fines de marzo de 2008 alguien (la autora no revela su identidad por motivos de seguridad) visitó en la residencia de Olivos a Néstor Kirchner para refrescarle lo importante que todo ese relato resultó para mantener viva la llama sagrada del peronismo. Además de esos rituales, asignarle al periodismo crítico todos los males del universo había sido de gran beneficio para el "movimiento". 

Kirchner agradeció al memorioso y se dispuso a armar su propia cruzada contra los medios de comunicación, que, tras su muerte, su viuda aceleró y profundizó aún más. Para entonces, Alberto Fernández no solo ya no era jefe de Gabinete, sino que se convertiría en un tenaz detractor del kirchnerismo durante diez largos años. En ese film, Porcel y Olmedo le dan por error un veneno a Moría Casán, hoy convocada por Kicillof Antes de asumir la presidencia e inmediatamente luego de hacerlo, Fernández dio señales de que pensaba tener una relación más normal con el periodismo, ya que si no daba el ejemplo desde lo más alto del poder, sería muy difícil desactivar la famosa grieta. Sea por voluntad o porque los acontecimientos terminaron desbordándolo, lo cierto es que aquellos auspiciosos primeros pasos han quedado sepultados por el impetuoso avance del ala más radicalizada de la coalición que lo llevó a la Casa Rosada. 

 Nunca en la Argentina se habían discutido los planes de vacunación. Eran algo totalmente incorporado a la rutina de la vida sin distinción de banderías ni de clases. Y de haber alguna duda, una simple consulta con el médico de cabecera resolvía la cuestión. Obvio que en medio de una pandemia todo el mundo, no solo los argentinos, estamos más sensibilizados, pero nuestros miedos e incertidumbres solo podrán ser mitigados en parte si las autoridades aportan mayor claridad en sus procedimientos y comunicaciones. En ese sentido, la publicación de The Lancet tranquiliza. 

 El afán de hacer goles como sea y la manía de querer ser primeros en todo cuanto antes lo hizo pifiar al Gobierno innecesariamente en los meses iniciales de la pandemia al obsesionarse con querer demostrar superioridad en su manejo comparándose con países vecinos y hasta con naciones desarrolladas; datos que después había que rectificar y pedir disculpas. 

Finalmente logramos algún récord, pero entre los peores. La pulsión deportivista no solo fue nefasta para el oficialismo y sus medios acólitos, empeñados en acusar a los críticos como "antivacunas" (que los había, pero muchísimo menos que todos) e insistiendo en que Mauricio Macri lo hubiese hecho peor, sino que inoculó el virus de esa discordia en muchos opositores, que se volvieron todavía más alarmistas y apocalípticos. 

Se armó un fatal zafarrancho comunicacional, digno de una película de Porcel y Olmedo, empezando por los "dimes y diretes" (así decía la vieja prensa chimentera) en torno a una diva de aquellos festejados films, Moria Casán, que Axel Kicillof pensaba contratar para que se vacunase, junto a otros famosos, para generar un efecto imitativo en la sociedad. 

Pero hay más: Beatriz Sarlo, que no aclara si fue un supuesto o un ofrecimiento concreto el de que la iban a inocular "por debajo de la mesa"; los funcionarios (y amigos de estos) que se vacunan salteándose el cronograma de grupos prioritarios; la plana mayor del kirchnerismo, con el máximo delfín a la cabeza, haciéndose una foto en un geriátrico de Temperley; Mariano Recalde, como un colegial, acusando a Horacio Rodríguez Larreta de no haberse vacunado y que "seguramente contagió a otros". Y así, escenas de vodevil que se suceden una tras otra mientras la protagonista principal (la vacuna) solo aparece con cuentagotas.

 Fuente:https://www.lanacion.com.ar/politica/expertos-pinchazos-nid2594544

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