Thursday, April 19, 2012

A shabby act of economic piracy-Eng/Sp Version

The following information is used for educational purposes only.



A shabby act of economic piracy


Announcing the nationalisation of Argentina’s largest oil company, YPF, Cristina Fernández declared that she was “a head of state and not a hoodlum”. Her actions, however, suggest the reverse.The seizure of a majority stake from the Spanish oil company Repsol is only the latest in a series of worrying gestures from Argentina’s increasingly shrill president. In recent months, she has attempted to whip up nationalist sentiment over her country’s claim to the Falkland Islands. Her government stands accused of fiddling its inflation figures and stuffing the central bank with compliant bureaucrats.

Depressingly, the expropriation has won easy applause in Buenos Aires, where it is seen as a blow for energy security. In reality, it is a shabby act of economic piracy in which Argentina has blatantly discriminated against Repsol, dispossessing it of almost all of its 57 per cent stake in violation of a bilateral investment treaty. Domestic investors, meanwhile, retain their shares unmolested.Ms Fernández’s pleas of justification are thin indeed. She blasts Repsol for not investing in new production and forcing the government to spend its paltry reserves on importing petrol. Real responsibility rests, however, with the failed policies of her own administration – in particular its predilection for regulated prices that offer no incentive for investment.A glance at Argentina’s oil production statistics tells the story.


Production doubled to about 900,000 barrels a day in the 1990s after liberalisation and the privatisation of YPF. In recent years, under the meddling administrations of Ms Fernández and her late husband, Néstor Kirchner, it has fallen to just 700,000 a day.Far from solving these problems, nationalisation is likely to deepen them.
A state-owned YPF will have neither the technical expertise nor the capital to exploit the huge reserves of shale gas on Argentine territory, let alone the country’s offshore oil prospects. The expropriation will hardly encourage foreign investors to lend a hand.It is unclear what price Argentina will pay for the shares, but given that a state tribunal will fix the price, it is fair to say that Repsol is likely to get a raw deal. Nothing will be paid for years in any event. Meanwhile, the loss of the majority of its oil and gas production is a heavy blow for the company to bear.Spain has breathed fire, but its room for manoeuvre is limited. Other than shame, it has few sticks with which to beat Argentina. While multilateral action may be no more effective – Buenos Aires has a history of thumbing its nose at unwelcome international opinion – this should be pressed nonetheless. The European Union, in particular, has a role to play. There is a strong case for pressing for Argentina’s suspension from the G20. By tearing up international agreements, Ms Fernández is placing herself in the same camp as Venezuela’s capricious leader, Hugo Chávez. She should not be allowed to forget that actions have consequences.




Link: http://video.ft.com/v/1567115092001



Source: www.ft.com


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Opinión

Mezquino acto de piratería económica



El siguiente artículo editorial fue publicado ayer en el diario británico Financial Times

LONDRES.- Al anunciar la nacionalización de la más grande compañía de petróleo de la Argentina, YPF, Cristina Fernández declaró que era "una jefa de Estado, no una patotera". Sus acciones, sin embargo, sugieren lo contrario. La toma de la mayoría de las inversiones de la compañía española de petróleo, Repsol, es sólo la última de una serie de preocupantes gestos por parte de la estridente presidenta.

En meses recientes, intentó avivar el sentimiento nacionalista con el reclamo de su país por las Malvinas. Su gobierno está acusado de amañar las cifras de la inflación y de llenar el Banco Central con burócratas complacientes.

Es deprimente que la expropiación haya ganado un fácil aplauso en Buenos Aires, donde se la ve como un impulso para la seguridad energética. En realidad, es un acto mezquino de piratería económica en el que la Argentina ha discriminado descaradamente a Repsol, sacándole el total de su 57% de acciones, violando el tratado de inversión. Los inversores nacionales, mientras tanto, retienen las suyas sin ser molestados.

Los pretextos de justificación de la señora son realmente débiles. Arremete contra Repsol por no invertir en nuevas producciones y por forzar al Gobierno a gastar sus míseras reservas en importar petróleo. La verdadera responsabilidad está en las erradas políticas de su propia gestión, en particular en su predilección por regular los precios, lo que no ofrece ningún incentivo para la inversión.

Una mirada a las estadísticas de la producción petrolera de la Argentina nos cuenta la historia. La producción se duplicó a 900.000 barriles por día en los años 90 luego de la liberalización y la privatización de YPF. En años recientes, bajo la injerencia de las administraciones de la Sra. Fernández y su extinto marido cayó a sólo 700.000 por día. Lejos de solucionar estos problemas, la nacionalización probablemente los profundice. Una YPF estatal no tendrá la experiencia técnica ni el capital para explotar las gigantescas reservas de gas no convencional del territorio argentino, ni qué hablar de los proyectos offshore . La expropiación apenas alentará a los inversores extranjeros a dar una mano.

No está claro qué precio pagará la Argentina por las acciones pero, dado que un tribunal del Estado lo fijará, Repsol probablemente obtendrá un acuerdo injusto. En todo caso, no se pagará nada durante años. Mientras tanto, la pérdida de la mayoría de su producción de petróleo y gas es un duro golpe para la compañía.

España ha lanzado fuego, pero su espacio para maniobrar es limitado. Aparte de hacer sentir vergüenza, tiene poco con qué golpear a la Argentina. Mientras, la acción multilateral podría no ser más efectiva -Buenos Aires tiene una historia de no hacer caso de la opinión internacional no deseada-, debería igualmente ser concretada. La UE, en particular, tiene un papel que realizar. Hay razones para presionar para que se suspenda a la Argentina del G-20. Al romper acuerdos internacionales la Sra. Fernández se está colocando a sí misma en el mismo campo que el caprichoso líder Hugo Chávez.

No se le debería permitir olvidar que las acciones tienen consecuencias.



Fuente: www.lanacion.com


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