Monday, October 26, 2020

OPINIÓN | CORONAVIRUS EN LA ARGENTINA-Cómo salir del Jurásico Educativo,por Juliana Montani

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 OPINIÓN | CORONAVIRUS EN LA ARGENTINA 

 Cómo salir del Jurásico Educativo 

 Juliana Montani 

 25 de Octubre de 2020 

 Contextualicemos: el juicio de valor que se tenga sobre la meritocracia depende en última instancia de cuánta dosis de igualdad o de libertad prefiera uno en el menú de la cosa pública. Igualdad pura significaría una política de redistribución progresiva a favor de los que menos tienen para mitigar las diferencias sean por cuestiones de cuna, de acceso o de diferencia de capacidades. Se le critica que desincentiva la competencia y superación. Libertad en su extremo implica dejar las fuerzas de la creatividad y esfuerzo determinar la propia fortuna (o ruina). En este caso, la igualación debería producirse al inicio, garantizando alimentación vivienda, salud, educación, para que el mérito sea realmente eso y no una lotería de cuna en la que uno le tocó nacer. No existe el mix perfecto pero estaremos de acuerdo en que una combinación de medidas como vivienda, salud y educación de calidad, pensiones, etc. sería el elixir que nos deja a todos, meritoriamente o no, más o menos protegidos. Eso sí, sea uno frente a la discusión sobre la meritocracia el paladín de la igualdad o el superhéroe de la libertad, la educación es siempre fundamental. Por eso, frente a la pandemia, en Asia y en Europa el año escolar no se perdió. El mundo está empeñado en una búsqueda de formas de interactuar y continuar con todo tipo de actividades. Parafraseando a Jurassic Park, "la vida encuentra un camino". Mientras tanto, en Argentina se discute la grieta y la educación ha quedado en un limbo. Justo en el país donde estamos viendo crecer la desigualdad y la pobreza desde hace cuarenta años. Afortunadamente, por fin el gobierno nacional se ha dignado dejar que sean los gobernadores y el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires los que formalicen la vuelta a las aulas. Nadie conoce mejor las necesidades de cada zona que las fuerzas vivas locales como los consejos escolares, distritos, directores, maestros, autoridades y padres locales, trabajadores sociales, ONGs y clubes, empresas o asociaciones vecinales. Tal es la heterogeneidad del sistema educativo, que habrá que ingeniárselas para avanzar como se pueda en algunos casos. Hemos visto actitudes heroicas de maestros que acercaron los deberes a sus alumnos desperdigados por zonas remotas. Si algo nos caracteriza aún a los argentinos es la creatividad. El "lo atamos con alambre" (con todas las precauciones del caso) sería incluso mejor que el eco de las escuelas vacías de risas. Ya se acumulan muchas experiencias e ideas dando vuelta para hacer que la vida escolar "encuentre su camino". 

 Un dato importante: los establecimientos educativos no han sido un foco de contagio significativo. De todas formas hay cuidados muy efectivos para poder volver a clases presenciales. Las "burbujas" -en las que distintos grados se mantienen siempre separados- ayudan a aislar potenciales casos sin afectar al resto. Horarios escalonados evitan el hacinamiento en el transporte y los espacios comunes. Un sistema híbrido entre clases presenciales y virtuales descarga también el sistema de transporte y las aulas. Los maestros dan clases presenciales y en un dispositivo transmiten a niños que se aíslan en sus casas por posibles contagios pero no pierden esos días de clases. Otro tipo de sistema híbrido son días alternos de clases presenciales y remotas o deberes en casa. Para los argentinos que viven en el exterior existe hace años el Servicio de Educación a Distancia del Ministerio de Educación (SEAD) que evalúa los contenidos mínimos. Textualmente "brinda Educación Primaria y Secundaria con el fin de posibilitar la práctica del idioma nacional, mantener el sentimiento de pertenencia al país de origen y facilitar la reincorporación en el Sistema Educativo Argentino".

 ¿Es posible evaluar a hijos de argentinos en el exterior, pero no a aquellos que dependen exclusivamente de la educación argentina in situ? ¿Por qué al menos no aplicar esos exámenes de contenidos mínimos? Incluso con alguna tutoría en la que se pueda recrear el vínculo con compañeros y maestros. Está la opción de sacar la educación fuera de las aulas. Organizaciones privadas o públicas como deportivas, religiosas, fábricas, cuarteles, etc., pueden servir como complemento a las escuelas. Así como se llama a médicos o personal de salud a ser capacitados intensivamente para ocupar los roles más necesitados ante la pandemia, por qué no hacer lo mismo con los maestros, exalumnos, profesores, etc?. La educación es algo demasiado serio para ser dejada en manos de los sindicatos docentes. Y menos en una emergencia. Hace años estuve como voluntaria en un comedor para gente sin recursos en Alemania. Es una situación completamente diferente a la nuestra, pero algo interesante sucedía. Era la oportunidad que tenían los trabajadores sociales para estar en contacto con la gente más vulnerable que había quedado fuera del radar de la formalidad. He visto imágenes de una cola de gente en una escuela pública de Retiro para buscar la vianda. Antes era un complemento de la educación, ahora se lleva la vianda y se deja la educación. Una cosa no debe quitar la otra.

 Se está perdiendo la oportunidad de hacer un seguimiento de los alumnos, y adaptarse a las posibilidades de las poblaciones vulnerables. Comencé el colegio secundario, público, junto con la vuelta a democracia. En un clima todavía caldeado, eran comunes las amenazas de artefactos explosivos. Algunos profesores, cansados de que se interrumpieran las clases, nos condujeron más de una vez a la plaza más cercana. Nadie se opuso. Pasamos de año y aprendimos, y mucho también con esa actitud de nuestros maestros. Una herramienta muy importante para conocer y discutir experiencias educativas bajo la pandemia es la cooperación internacional entre ministerios de educación de otros países, especialmente los de la región. O bien con Organismos Internacionales especializados en educación como la UNESCO o la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura) con sede en Madrid, cuyo secretario general adjunto es el especialista argentino Andres Delich. Hay que ayudar a que la vida encuentre su camino, protegiéndola en la coyuntura pandémica pero sin dejar de formar y educar. Un cataclismo terminó con los dinosaurios. Al revés, debemos salir del Jurásico educativo en el que estamos eludiendo la catástrofe y generando una nueva normalidad a través de la innovación, el liderazgo social y la voluntad política.

 Politóloga

 Fuente:https://www.lanacion.com.ar/opinion/como-salir-del-jurasico-educativo-nid2489445

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