Saturday, December 3, 2016

EDUC/GralInt-Ranking educativo y caída de nuestra enseñanza

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Ranking educativo y caída de nuestra enseñanza


Urge elaborar una crítica seria desde donde planificar la recuperación del sistema educativo de nuestro país, que llegó a ser ejemplo a nivel mundial

03 DE DICIEMBRE DE 2016




La prueba conocida con las siglas PISA, concebida y administrada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se realiza cada trienio, entre estudiantes de 15 años. En su última experiencia abarcó un total de 75 países de distintos continentes. Siete naciones de América latina vienen participando de esa evaluación, cuyo propósito no es sólo establecer el nivel de los aprendizajes, sino contribuir al mejoramiento de la enseñanza.

La prueba PISA se concentra en tres áreas: matemática, lectura comprensiva y ciencias. Al construir la prueba no se consideraron los planes y programas de estudio de cada país. La solución de los distintos temas que se plantean depende, especialmente, de las capacidades desarrolladas por los alumnos para interpretar correctamente las cuestiones y saber darles respuesta. Esto tiene especial sentido con la necesidad de corregir las causas que han obrado para que un país como el nuestro haya descendido en sus rendimientos por debajo del término medio de los puestos a prueba.


Hace algún tiempo, una pregunta formulada por el Corriere della Sera con relación a la Argentina renovó el debate: "¿Qué fue del país que no sólo tenía los mejores índices educativos de América latina, sino de todo el mundo de habla hispana?"

Una información conocida el martes último sumó un nuevo dato a esa triste incógnita: la ciudad de Buenos Aires quedó en el puesto 46 entre 55 países, provincias y ciudades evaluados en 2015, en matemática, en cuarto grado, y en el lugar 39 de 46 participantes del primer año del secundario, en la misma materia. Ese ranking surge de un estudio de la Asociación Internacional para la Evaluación del Desempeño Educativo (Timss, por sus siglas en inglés).


Es factible presentar una lista de probables causas de ese retroceso. Haciendo una estimación general de la situación de nuestra escolaridad se pueden citar estos datos ya considerados en 2012:

Existe un alto porcentaje de deserción en la escuela media, pese a la obligatoriedad establecida por ley.

Se registran bajas calificaciones en matemática en casi la mitad de los promedios en mediciones nacionales.

Y son también bajos los rendimientos, junto con un número sostenido de alumnos repetidores. Todos ellos constituyen signos del descenso de calidad que queda confirmado cada vez que se realiza una prueba.


En un artículo de Lina Zuluaga, publicado en la revista Semana del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se formuló una crítica a las conclusiones obtenidas a partir de las pruebas PISA. Esa autora señaló que la calidad de los aprendizajes posee un contenido significativo mayor que la mera suma de los puntajes obtenidos. En opinión de Zuluaga, esa calidad se alcanza cuando los padres se responsabilizan de la educación de sus hijos y esa conducta también se observa en los entornos sociales en que crecen y estos últimos se educan. No es un dato despreciable el que acerca esa especialista.

Lo cierto es que más allá de la prueba PISA, queda claro en nuestro país que no ha sido una sino varias las evaluaciones donde ha quedado registrado el deterioro de nuestra educación.

En 2013, por caso, se llevó adelante el Operativo Nacional de Educación (ONE), ejecutado al fin de la escuela media. Como conclusiones figuran, entre otras, que el nivel de los aprendizajes demostrado por los alumnos está determinado por la situación económico-social de sus familias, y que la desigualdad de los resultados probaría que la escuela no puede influir de manera suficiente para reducir diferencias que estarían más allá de sus posibilidades. Escuela y familia, es evidente, no pueden transitar por caminos separados sin que ello afecte el desarrollo de los alumnos.

Lo que cabe esperar se expresa en la igualdad de oportunidades, concretada en un nivel semejante de calidad en los recursos humanos y materiales que se ofrecen a los escolares en los establecimientos educativos del país. Esta afirmación no supone negar la gravitación de los factores económico-sociales que influyen de modo directo o indirecto sobre los chicos, sino sostener que una base igualitaria de recursos en todas las escuelas beneficiaría la voluntad de superación de docentes y alumnos.

Como cierre de propuestas tendientes a mejorar las condiciones de nuestra educación, pueden destacarse las prioridades para acceder a la excelencia educativa enunciadas por el Foro de Convergencia Empresaria. En esa tarea han colaborado organismos empresarios, ONG, asociaciones profesionales e instituciones representativas de distintas religiones.

La primera de las prioridades que se propusieron es elaborar un "plan decenal consensuado de educación", con aspiración a un nivel de calidad y de contenidos adecuados a las demandas del tiempo actual, en cuanto a capacitar a los adolescentes para el trabajo, conocimiento y las habilidades para el uso de las tecnologías y los recursos de comunicación. La segunda prioridad es "crear y usar un sistema integral de información educativa" por escuela. La tercera, procurar que se asegure el asesoramiento y el apoyo a las escuelas más débiles en recursos, actividades y resultados a través de los medios y las experiencias de los establecimientos mejor dotados. La cuarta señala el objetivo de "fortalecer y hacer más atractiva la profesión del docente". La quinta apunta a "implementar políticas para cada nivel y modalidad educativa".

Así, por ejemplo, se propone atender a la niñez en el período de los 45 días a los 3 años. En el nivel primario se propone generalizar la jornada extendida y la escuela media, por su parte, debería responder a demandas todavía incumplidas con respecto a la ciudadanía, el trabajo o la continuación de estudios superiores.

Finalmente se plantean nuevas formas de designación de docentes, de rediseño curricular, de modificación del régimen académico, mejora de las competencias laborales y de formación de alumnos emprendedores.

En síntesis, los aportes reunidos son positivos. Lógicamente será necesaria una crítica y adecuación de las propuestas a las condiciones actuales del sistema educativo y a los requerimientos de una inserción gradual de las innovaciones en el tiempo, con el fin de consolidar el deseado avance de calidad de nuestra escuela.




Fuente: www.lanacion.com.ar

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