Sunday, April 12, 2020

¡FELICES PASCUAS!-HAPPY EASTER!

The following information is used for educational purposes only.


         ¡FELICES PASCUAS!-HAPPY EASTER!





Querida Hermana, Querido Hermano:

Vivimos de un modo inédito estos días del Triduo Pascual. De un modo parecido a un retiro espiritual tenemos la posibilidad de ir a lo verdaderamente importante de este tiempo.

¿Qué es lo esencial? Jesús, la cena con sus discípulos, su pasión, muerte y resurrección. Contemplarlo a él y dejar que Él nos muestre que para Dios somos importantes, porque Él nos dice que “tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo para que todo el que cree en él no muera sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16)

Morir no es sólo un acto biológico. Morir es sinónimo de soberbia, de egoísmo, de individualismo, de ensimismamiento, de falta de solidaridad, de falta de vínculos. Y porque a Dios le importamos nos envió a su Hijo que nos salva. ¿De qué nos salva? Salva de nuestra supuesta omnipotencia, de nuestro endiosamiento, porque la pandemia como “la tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades… Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos” (Mje. del Santo Padre en la adoración frente a la pandemia)

Celebrar la Pascua es desear la salvación que nos trae Jesús, abrirnos a la novedad del Evangelio. Dejar que su amor nos convierta. No somos autosuficientes, solos nos hundimos, nos ganan la angustia, la desesperanza, la muerte. Entreguémosle nuestras esclavitudes para que las venza. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere. La celebración anual de la Pascua es reiteración para toda la humanidad de esta buena noticia. Al Señor le importamos y por eso en medio de esta pandemia que vivimos durante la Pascua, El Señor nos invita a despertar y activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor quiere despertar y avivar nuestra fe pascual. “Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados porque su amor es más fuerte que el mal y la violencia. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados porque Él intercedió por nosotros. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor” (Mje. del Santo Padre)

El Señor nos ofrece desde su pascua a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. Dejemos que reavive la esperanza.

Abrazar su Cruz, celebrar su Resurrección es salir del sepulcro porque ya no está allí. Es ir hacia Galilea donde lo veremos. Y ¿dónde es nuestra Galilea?

Una Galilea será cuando podamos celebrar juntos en nuestros templos la Eucaristía y podamos alimentarnos de la Palabra, del Cuerpo y de la Sangre de Cristo. Otra Galilea será cuando podamos abrazarnos con nuestros afectos y celebremos juntos la vida. Cada uno tendrá su Galilea para encontrarse con Jesús Resucitado, y universalizando nuestra caridad animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad. En la Pascua hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas los caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Ser testigo de la Pascua es cuidar de aquella persona que está a mi lado, es cuidar de nuestra comunidad educativa, es cuidar de nuestra patria, especialmente a los más vulnerables, es cuidar de nuestra comunidad eclesial que nos sostiene y alienta, es cuidar de nuestra casa común que es el planeta donde estamos todos juntos. Globalicemos la caridad de Cristo. Como Él nos amó amemos nosotros. Hagamos de la fe y la solidaridad nuestras herramientas para construir un mundo que sea reflejo de la ciudad de Dios, donde moran sus hijos en el amor, porque para nuestra Padre todos somos importantes. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza, hace germinar la Vida.

¡FELIZ PASCUA!



Pbro. Gustavo L. Boquin

Vicerrector de Integración








Fuente/Source:Mensaje de la UCA/Google Images.

No comments:

Post a Comment

All comments are welcomed as far as they are constructive and polite.

La vejez. Drama y tarea, pero también una oportunidad, por Santiago Kovadloff

The following information is used for educational purposes only. La vejez. Drama y tarea, pero también una oportunidad Los años permiten r...