Sunday, December 8, 2019

EDITORIALES-Acabar con el hambre, un proyecto de todos

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EDITORIALES

Acabar con el hambre, un proyecto de todos

Resulta impostergable promover un desarrollo a largo plazo, que asegure la dignidad de un trabajo y desbarate el nefasto asistencialismo clientelar

8 de Diciembre de 2019

El 17 del mes último tuvo lugar la 3» Jornada Mundial de los Pobres, una iniciativa impulsada por el papa Francisco y dirigida a reflexionar sobre la pobreza y la paz social. El punto de partida es reconocer que la pobreza, en todas sus dolorosas expresiones, es una cuestión que exige la atención de todos como sociedad. No se debe permanecer indiferente, mucho menos acostumbrarse, ante una realidad de tantos hermanos que sobrellevan carencias que no les permiten dar respuesta a necesidades vitales, entre ellas, una adecuada alimentación.

Desde estas páginas, en 2002, LA NACION generó una iniciativa junto a las ONG Poder Ciudadano, Grupo Sophia, la Red Solidaria y el periodista Luis Majul, que recogió más de un millón de firmas con el lema "El hambre más urgente". Se insistía en que la gravedad de la situación demandaba debates y consensos de los candidatos en las elecciones presidenciales de entonces. Se aprobaron así el Programa Nacional de Nutrición y el presupuesto correspondiente para enfrentar el déficit de alimentación que afectaba a más de 2 millones de niños de menos de 5 años. Fue aquel emprendimiento el que instaló, por primera vez, este tema desprovisto de connotaciones partidarias e ideológicas y que alcanzó un compromiso transversal a toda la sociedad. De hecho, a partir de su implementación, los números confirmaron en el tiempo un drástico descenso de los casos de desnutrición y de la cantidad de vidas perdidas de niños de menos de 5 años.

Las políticas de Estado son las que, una vez acordadas entre todas las fuerzas, pueden sostenerse en el tiempo, de modo de atemperar cualquier efecto disruptivo, propio de las crisis y de las alternancias democráticas. No se debe perder el foco de lo verdaderamente importante; de lo contrario, se retorna recurrentemente a los mismos escenarios, como en el film El día de la m armota, cuando no a varios casilleros detrás.

Días pasados tuvo lugar una primera reunión de trabajo del denominado Consejo Federal contra el Hambre. Participaron referentes de sectores gremiales y de distintos cultos, de movimientos sociales, de derechos humanos, universidades, empresarios y de ONG. Estuvo también presente el presidente electo, Alberto Fernández. Se propició así un encuentro plural y capaz de intentar que se superen las grietas, al que deberían sumarse todas las fuerzas políticas sin excepción. Lo urgente ahora es lograr apoyos y propuestas que no solo faciliten el acceso a los alimentos básicos, sino también a una mejora de la calidad nutricional.

Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina, reconoció la valiosa oportunidad que se tiene por delante, al apostar al logro de consensos. Precisamente, Salvia es el coordinador del informe sobre pobreza que mide esa casa de estudios, cuyo índice en el país trepó al 40,8%, según las mediciones del tercer trimestre de este año. Es el valor más alto de la década. Un porcentaje muy doloroso.

El presidente electo recogió la propuesta de la UCA de crear un sistema de empleo de servicios sociales de alta demanda que movilizaría una importante capacidad de trabajo ocioso. Actualmente, un tercio de la población no accede a un trabajo formal y vive en condiciones de pobreza estructural. Se prevé que el plan propuesto beneficie a 1.800.000 madres con hijos menores de 6 años, especialmente del conurbano bonaerense. Comprendería, además, una reducción de precios de la canasta básica, acuerdos intersectoriales y con comedores escolares, y un sistema articulado de entrega de tarjetas alimentarias, sin intermediarios.

Varias universidades que trabajan para sumarse al plan han propuesto mapas de dispositivos estatales y de la sociedad civil que brinden asistencia alimentaria en el conurbano. Estarían trabajando en el desarrollo de "alimentos sociales", para lo que ponen a disposición líneas de producción y programas replicables como el de SuperSopa o Yogurito. Se daría asistencia a productores y se elaborarían estadísticas sobre mediciones de peso y talla, entre otros aportes.

Alguna cadena supermercadista ya adhirió a la iniciativa y es de esperar que se sumen otras. Por su parte, la Coordinadora de Productos Alimenticios (Copal) ofreció pautas de orientación. Una vez más, la labor de los bancos de alimentos se agiganta ante estos desafíos impostergables, los mismos que nos llevaron a celebrar el año pasado la sanción de la ley del buen samaritano, que favoreció la donación de alimentos y la morigeración de la crisis alimentaria, una ciclópea tarea en la que la red de Cáritas adquiere también un tan generoso como insustituible protagonismo.

No es justo que ningún ser humano deba sufrir por no poder cubrir sus necesidades de alimentación. La sensibilidad frente a los que menos tienen es un termómetro bastante acertado del nivel de evolución de una sociedad. El escándalo del hambre demanda de todos y de cada uno de nosotros un mayor compromiso y nos obliga a exigir de quienes nos representan un trabajo coordinado y superador, que acerque respuestas satisfactorias y efectivas. El abordaje es complejo. Si la política es el arte de lo posible, erradicar el hambre en este país de tantos recursos es definitivamente posible si las dirigencias se abren al arte del acuerdo. Queda dentro de la órbita individual de cada uno contribuir con lo que esté a su alcance. Pero es también un desafío colectivo impostergable el de promover un desarrollo a largo plazo que asegure la dignidad de un trabajo para desbaratar la enorme maquinaria asistencialista montada sobre el pernicioso clientelismo político, que beneficia a unos pocos. Se trata de erradicar juntos el hambre y de construir un país más equitativo. ¿Qué puede depararnos el futuro si no somos capaces de organizarnos para atender de manera consensuada esta tan dolorosa como escandalosa realidad?



Fuente:https://www.lanacion.com.ar/editoriales/acabar-con-el-hambre-un-proyecto-de-todos-nid2313696

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