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OPINIÓN | COLUMNISTAS | CRISTINA KIRCHNER
La era del desengaño y la hipocresía
Francisco Olivera
16 de Marzo de 2019
Hay seis lobistas que ya no se reúnen y no por falta de tiempo. Miguel Acevedo, Adelmo Gabbi, Daniel Pelegrina, Julio César Crivelli, Jorge Di Fiori y Javier Bolzico no tuvieron este año ni uno solo de esos almuerzos en los que cada uno de ellos, nucleados en el Grupo de los Seis, podría dedicarse a hacer catarsis sobre la situación económica y política. Lo hacían con frecuencia hasta diciembre de 2015. Los problemas son casi los mismos, pero cambió el modo en que se relacionan con el poder. Contra Cristina Kirchner todo estaba mejor definido: el enemigo era ese populismo que tanto los espanta y sin el cual, pensaban, la Argentina se encaminaría definitivamente al destino que se merece. Pero algo falló. Macri representa hasta ahora para ellos una decepción, más por no haber podido que por no haber querido, y eso dispersa un poco todos los reclamos: el camino que elegiría para quejarse la industria no es igual al del comercio, el agro o el sector financiero. Sin proponérselo, el Presidente consiguió aquello por lo que trabajó sin éxito su antecesora: dividir la mesa.
No es relevante a la luz de los problemas macroeconómicos. Pero sí un efecto residual que viene con el cambio de actitud y daña el clima de negocios: haber constatado que el fin del kirchnerismo no era la clave del despegue les dejó a los empresarios un desencanto con pocos precedentes en democracia. ¿Qué puede venir después de Macri? ¿Y quién es capaz de encontrarle la vuelta a un país que combina niveles de productividad de América Latina y aspiraciones sociales de Estado de bienestar europeo? "Esto se lo tirás a Churchill y fracasa", exageró anteayer a este diario un miembro del sexteto. La polarización contribuyó al desaliento. El Presidente y su equipo no cumplieron con las expectativas económicas, pero se las ingeniaron para que el kirchnerismo asomara hasta ahora como el único gran contrincante para octubre. Los empresarios votarán entonces para darle, en el mejor de los casos, una segunda oportunidad a una apuesta fallida. "Se define entre el peor y el menos peor del barrio", grafican en el Grupo de los Seis.
El diagnóstico debe ser interpretado con el prisma de un escándalo, la causa de los cuadernos, que no solo deja a varios al borde de la cárcel, sino que en algunos sectores, como en la construcción, terminó de paralizar la actividad. Los pocos proyectos de participación público-privada se frustraron definitivamente en febrero, con las últimas indagatorias a ejecutivos. Solo empezó uno: el de la ruta 5 en el oeste bonaerense. Los referentes de esa industria creen además haberle entendido al Gobierno una obviedad: será imposible promover en un año electoral medidas destinadas a proteger los activos de los avances de la Justicia. Por ejemplo, salvar las empresas cuyos dueños hayan dado un paso al costado.
Fuente: LA NACION
La posibilidad de que Cristina Kirchner sea candidata en octubre exime a Macri de perder gran parte del respaldo empresarial, pero al mismo tiempo contribuye a degradar expectativas. Algunos episodios fortuitos de esta semana parecieron incluso planificados a esos efectos. Por ejemplo, una frase de Francisco Durañona, intendente de San Antonio de Areco y precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, dicha al pasar en un discurso de campaña. "Tenemos que ganar para lograr mayoría simple en el Congreso y el 11 de diciembre, el primer día, enviar un proyecto de ley para que se amplíe la cantidad de miembros de la Corte. Los miembros tienen que ser militantes nuestros, no acomplejados que cuando les llega la edad de jubilarse se vayan y abandonan el cargo. Militantes nuestros que sabemos que van a defender jurídicamente los intereses del campo nacional y popular. Y con eso se blindan absolutamente todas las posibilidades para avanzar que nosotros tenemos", dijo Durañona, y la arenga se percibió en el establishment como el regreso del fantasma. "Nada más parecido al chavismo. Será que le paga Durán Barba para que le haga la campaña a Macri", concluyó en su cuenta de Twitter el constitucionalista Daniel Sabsay. ¿Fue un sinceramiento? ¿Parte del kirchnerismo cree que no haber tenido respaldo suficiente para lo que Roberto Feletti, funcionario de La Matanza desde 2015, proponía en su momento como "profundizar el modelo"? Un periodista que lo planteó en la misma red social se encontró esta semana con una respuesta contundente de Alejandro Robba, economista de la agrupación kirchnerista La Gran Makro: "Sí".
Es entendible que algunos empresarios hayan vuelto a mirar con nostalgia a Roberto Lavagna. Los primeros en tomar nota al respecto fueron los potenciales competidores del ex ministro de Economía. Felipe Solá, por ejemplo, que lo señaló como la alternativa del establishment ante las dificultades de Cambiemos. "Su crecimiento solo se puede explicar por el fracaso total de Macri. Lavagna es el reemplazante de Macri", le dijo a Nelson Castro en Radio Continental. La discusión no está del todo saldada en el PJ, porque ni siquiera Cristina Kirchner da señales de cuál será su decisión. Ha vuelto a encerrarse. Hasta Axel Kicillof, que se supone que deberá acompañarla como candidato a gobernador bonaerense, tiene dificultades para abordarla. Máximo Kirchner, que atiende últimamente a los ansiosos, también es ambiguo. "El objetivo principal de la vieja es que pierda Macri, con quien sea", contestó la semana pasada a dirigentes que sueñan con el regreso. El diputado dice en esos encuentros que la jefa del espacio transmitirá hacia adentro la convicción de competir, pero que esperará en realidad hasta el cierre del plazo de inscripción de listas y con las encuestas en la mano para tomar la decisión. Máximo desoye también el canto de las sirenas bonaerenses: cree que, pese a los trascendidos, Macri nunca resignaría una candidatura para dársela a María Eugenia Vidal y que esa firmeza favorece principalmente a Unidad Ciudadana. Aunque esta conclusión, dice, no lo exima de explayarse en lo que considera un escenario ideal para descomprimir la situación económica: que ambos, Macri y Cristina Kirchner, rehusaran la candidatura.
En el meollo de lo que haga la expresidenta está el avance de las causas por corrupción. El factor al que Macri más apuesta sin decirlo del todo, y que tendrá en la campaña impacto económico: ¿quién sería capaz de exponerse para pedir fondos? "A nosotros que ni nos miren", anticipó a este diario un constructor. Es el único favor que les hizo Oscar Centeno. No deja de ser un consuelo para quienes, si todo termina mal, no se sentirán responsables.
Fuente:https://www.lanacion.com.ar/opinion/columnistas/la-era-del-desengano-y-la-hipocresia-nid2229110
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