OPINIÓN | EDITORIAL-Inadmisibles agresiones

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OPINIÓN | EDITORIAL

Inadmisibles agresiones

14 de Mayo de 2018

Periodistas pertenecientes a distintos medios que estaban ejerciendo con absoluta normalidad su profesión en las inmediaciones del Congreso Nacional, cubriendo el reciente debate parlamentario sobre tarifas públicas, fueron objeto de agresiones físicas perpetradas a los ojos de todo el mundo por un furioso grupo de iracundos y violentos militantes que se reconocieron como kirchneristas y que responden a la denominación de La Cámpora, de cuyo accionar intimidatorio, prepotente e impune ya contamos con sobradas muestras.

Actuaron como si, a las trompadas o con gritos, a los golpes o a palazos, se pudiera silenciar o torcer las ideas que no coinciden con las de esa agrupación. Lo hicieron en la que ha sido una clara y, a la vez, peligrosa y regresiva muestra de una conducta autoritaria e intolerante. Así como de su ya proverbial falta de respeto por las libertades de opinión y expresión.

Esa actitud es profundamente antidemocrática y debe ser denunciada, repudiada y condenada. No hacerlo implica consentirla, lo cual resulta, a todas luces, inaceptable.

Inspirados, quizás, en ejemplos de tiempos pasados en los que lamentablemente la libertad de expresión estuvo cercenada, no vacilan en amenazar y castigar a quienes no comulgan con ellos o, simplemente, con quienes ponen de manifiesto a través de la prensa, irregularidades y presuntos delitos que los tienen como protagonistas. Ello fue lo que sucedió con Nicolás Wiñazki, periodista del Grupo Clarín.

El también periodista Miguel Wiñazki, padre de Nicolás, se refirió a la agresión que padeció su hijo: "Los periodistas que dicen la verdad ya no pueden caminar en este pais", se lamentó.

A Nicolás lo golpearon, lo insultaron y amenazaron con matarlo cuando, en palabras de los cuatro inadaptados que lo atacaron, "vuelvan al poder".

Este tipo de intolerancia, de violencia, se registra también por estas horas en el conflicto planteado entre los taxistas porteños y Uber. Vehículos de esta empresa han sido agredidos por taxistas que, de manera individual o coordinada, buscan cruzarlos o que, directamente, se hacen pasar por clientes para atacar a los choferes y vandalizar los autos cuando estos llegan a recoger a sus supuestos pasajeros.

Y no solo los vehículos de Uber, sino que también están siendo atacados autos particulares a los que los inadaptados confunden con unidades de ese transporte. Se han conocido casos de ventanillas astilladas por pedradas y por disparos de rifles de aire comprimido. Una salvajada que, inexplicablemente, no ha tenido aún suficiente condena.

Estas intolerancias no deben repetirse. Desde estas columnas hemos venido alertando acerca de lo que representan este tipo de antecedentes gravísimos de convivencia, notorios atropellos a las libertades esenciales, estos intentos de desconstruir nuestra sociedad.

Hoy son Wiñazki, Uber y pasajeros y dueños de vehículos que nada tienen que ver con un problema que debe resolverse en el único ámbito posible: el de la Justicia.

Resulta tristísimo y, desde ya, alarmante, acostumbrarnos a la violencia y a la justicia por mano propia, que no es otra cosa que la irracionalidad llevada a su máxima expresión.






Fuente:www.lanacion.com.ar