GINT-Mayor reconocimiento a la mujer

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                                          Mayor reconocimiento a la mujer

Eugenia Botta


14 DE JULIO DE 2017




No hay una verdadera revolución sin mujeres, decía Mirabeau, el revolucionario francés. Perseguidas, guillotinadas, acusadas y condenadas, incluso olvidadas, fueron muchas las mujeres que hicieron posible la Revolución Francesa y que la perpetuaron. Théroigne de Méricourt, también llamada Lambertine, fue parte de la vanguardia de la toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789 donde se presentó empuñando una espada al frente de un grupo de mujeres. Hábil con la pistola y el sable, Lambertine fue vehemente en la defensa del derecho de la mujer a participar en la lucha. También fueron clave en el éxito de la revolución Olympe de Gouges, Charlotte Corday, Etta Palm y muchas más.

La trilogía "Liberté, Égalité, Fraternité" de la Revolución Francesa, le dio voz a las mujeres para que se expresaran de manera colectiva. A fines del siglo XIX Francia elegía a la mujer, la Marianne, como símbolo de la república.


Hablar de revolución es (¿o me estoy contradiciendo?) hablar de mujeres (¿o de feminismo?), porque constantemente y sin descanso deben demostrar que son iguales, libres, hermanas del mundo que gritan ferozmente que no haya ni una menos, exigiendo discriminación positiva, convenciendo (y convenciéndose) de su capacidad de crecer igual que los hombres. La mujer luchando por la mujer.

En su libro Todos deberíamos ser feministas, Chimamanda Ngozi Adichie dice que la persona más calificada para ser líder ya no es quien tiene más fuerza física, sino mayor inteligencia, creatividad e innovación (no son atributos hormonales, ¿no?).


Gracias a Marianne, la Asociación de Mujeres Franco-Argentinas, conocí a Nathalie Loiseau, directora de la Escuela Nacional de Administración (ENA) recientemente designada ministra de Asuntos Europeos y autora del libro Choisissez-tout! Ella nos contó que en una prueba hecha en el ENA se preguntaba a los alumnos si se consideraban personas dubitativas. Nathalie entendió que la respuesta positiva a dicho ítem debía pasar del pasivo al activo porque dudar es una virtud, permite que una persona se plantee alternativas y esté abierta a escuchar. Resultado: las mujeres mejoraron considerablemente sus puntajes porque ellas dudan. Y los hombres -dicen que-, ellos, no.

La duda en positivo es una virtud y se ejerce muy poco. Es el primer fundamento de la filosofía cartesiana. Algunos hombres, por suerte, se han permitido dudar de los preconceptos e ir más allá de la "liberación de la mujer" de los 60 y 70 para redefinir al feminismo. Se han autoproclamado "feministas" porque entienden que los problemas de las mujeres son problemas de la sociedad. Pierre Henri Guignard, actual embajador de Francia en la Argentina, se sumó al movimiento francés Jamais Sans Elles y no participa en eventos ni debates si no hay mujeres en el panel. Un feminista. Muchos hombres, públicamente y no, se reconocen feministas. Organizaciones sin género apoyan esta idea revolucionaria, porque todos estamos legitimados para luchar por la equidad de género. Mediante la campaña HeForShe, la ONU promueve que hombres y niños sean agentes de cambio para el logro de este fin.

De un Napoleón que no apreciaba a las mujeres en la política a presidentes de potencias que se autoproclaman feministas. Aunque la trilogía "Liberté, Égalité, Fraternité" aún tiene camino por recorrer, sin lugar a dudas Lambertine y sus secuaces pueden estar orgullosas de su legado.

Presidenta de Marianne Asociación de Mujeres Franco-Argentinas







Fuente:www.lanacion.com.ar