Jerarquizar la profesión docente
La decadencia educativa, especialmente desde el período de pandemia, obliga a repensar el sistema, partiendo de la calidad de maestros y profesores
16 de Marzo de 2022
Cualquier camino que intente mejorar la calidad y la equidad educativa de un Estado debe contemplar una mejora continua en la calidad docente. Se tiene por aceptada por la doctrina, como un eje decisivo para el logro de mejores resultados en el aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes, la relevancia de la capacidad de instrucción y formación de los maestros.
Afirmar que la calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus docentes es una conclusión que viene siendo repetida en distintos estudios de educación y es sostenida por organizaciones internacionales especializadas en los análisis y recomendaciones de mejoras en todo el mundo. Es lógico: la vinculación entre la calidad del aprendizaje y la calidad de la enseñanza es aceptada y reconocida por los seres humanos, que guardan en su memoria ejemplos y saberes de aspectos concretos para la vida, para la profesión o para el desarrollo de su personalidad, de una buena maestra y de un buen profesor.
En ese marco, toda iniciativa al respecto que busque jerarquizar, distinguir y enaltecer la carrera docente, su formación, tanto inicial como continua, y sus condiciones de trabajo merece el apoyo y aplauso de la ciudadanía, especialmente en un momento tan delicado para la enseñanza y el aprendizaje en la Argentina de la pospandemia. Para ello deben revisarse los estatutos docentes, nacional y de cada jurisdicción, que son los que regulan, desde hace varias décadas, la carrera y la labor de maestros y profesores.
El gobierno de la ciudad de Buenos Aires, como lo había anunciado aunque no cumplido el gobierno nacional el año pasado, ha propuesto una reforma legislativa cuyo objetivo es el perfeccionamiento de la calidad de enseñanza. En este caso se propone una modificación del estatuto que regula la profesión. El matiz que debe distinguirse es que su propuesta propone actualizar y poner en discusión disposiciones que surgen del Estatuto Docente Nacional, de 1958. Esta ha sido la regulación referente de las distintas leyes provinciales y de los estatutos docentes de cada jurisdicción que, al día de hoy, mantienen el esquema establecido desde la normativa matriz dictada 64 años atrás.
El proyecto, ingresado por la legisladora de la UCR Manuela Thourte, presenta una propuesta innovadora, que es atender no solo a la antigüedad del docente para su progreso, sino también a su esfuerzo, a su capacitación, a su deseo de permanecer en el aula y a sus logros, lo que involucra un reconocimiento al mérito. Se ha pensado “en una trayectoria docente que, a través de la formación continua, permita el acceso a funciones diferenciadas con el objetivo de mejorar la práctica docente a través de diversos incentivos que incluyan formación específica, posibilidad de desempeñarse en funciones vinculadas al aula y reconocimiento salarial específico”. El proyecto, denominado “Ley de fortalecimiento de la carrera docente”, requiere de una discusión muy madura por parte de los legisladores porteños, ya que debe partir de una toma de conciencia sobre el estado de situación que contribuya a una asunción de responsabilidades para la mejora.
Discutir y analizar una normativa de hace más de sesenta años es imprescindible, mucho más cuando los resultados educativos desde hace décadas no son buenos y muestran un declive de la calidad y de la equidad educativa en todo el territorio nacional. Hay que hacerse cargo de esto y ajustar las normas que sea necesario modificar, además de hacerlo en el marco de un plan educativo integral. Esta experiencia del gobierno porteño, que propone, luego de muchos años de gestión, reformar ahora la ley local para jerarquizar la profesión docente, puede ser un importante paso adelante que promueva una gran conversación al respecto en todas las provincias. Distintas jurisdicciones han hecho esfuerzos que deben reconocerse, pero el punto de partida de un verdadero cambio educativo nacional es la acción sobre los puntos neurálgicos, y uno de ellos es la mejora de la calidad docente atendiendo al aula y a la profesionalización.
Deben ser bienvenidos la discusión, los ajustes y los consensos, pero sin perder de vista que los últimos resultados del laboratorio de la Unesco, de las pruebas de 2019 y los anteriores de la OCDE muestran la tragedia educativa argentina. Lo grave es que todos sabemos que los resultados pospandemia serán aún peores y requieren decisiones urgentes y valientes.
Fuente:https://www.lanacion.com.ar/editoriales/jerarquizar-la-profesion-docente-nid16032022/