Saturday, November 16, 2019

Celebración en el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires

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Celebración en el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires


         25 años de la jura como Traductora Pública en Inglés













El Jueves 14 de Noviembre, el Colegio de Traductores 

Públicos de la Ciudad de Buenos Aires organizó un evento 

para celebrar los 25-en mi caso- y 50 años de la jura como 

Traductora Pública en ejercicio de tan desafiante y siempre 

renovada profesión.

La presidenta del Colegio, T.P. Lidia Jeansalle,acompañada 

por otras autoridades de la institución,nos dirigió unas 

simples pero certeras palabras sobre nuestro oficio y  tarea 

de traductores en reconocimiento a estos ya 25 años 

transcurridos.

A continuación disfrutamos de un delicioso y abundante 

servicio de catering,charlas, y algunos reencuentros con 

otros colegas.

Para finalizar, se propuso un brindis con todos los 

homenajeados y con otras acertadas palabras de la 

presidenta se dio por concluido tan emocionante y 

sumamente disfrutable evento.

Muchas gracias al Colegio, sus autoridades, y en especial a 

mis dos acompañantes de lujo,Marta C. y Fernando F. 

quienes como siempre estuvieron a mi lado para hacer que 

este festejo quede para siempre entre mis mejores e 

imborrables recuerdos. Los quiero mucho y 

nuevamente mi agradecimiento por estar conmigo 

siempre.C.M.


Fuente: Fotos de Manu y palabras de Clara Moras.

Monday, November 11, 2019

EDITORIALES-Valiente denuncia ante una flagrante injusticia

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EDITORIALES

Valiente denuncia ante una flagrante injusticia

Sin verdad y sin justicia no hay pacificación posible; invocar los derechos humanos para violarlos constituye un profundo contrasentido

11 de Noviembre de 2019

Días atrás se conocieron las expresiones de monseñor Santiago Olivera, desde hace dos años obispo castrense de nuestro país, en el contexto de un curso de formación de capellanes militares, en el Vaticano. Expuso allí sobre detenciones y derechos humanos, en el aniversario de la Convención de Ginebra de 1949, que consagró principios por considerar ante la detención de personas. A título individual, este prelado abordó con valentía uno de los temas no resueltos en nuestro país, particularmente delicado para la sensibilidad de los argentinos.

Olivera parte de la acertada afirmación de que sin verdad y sin justicia no hay pacificación posible ni estable, y que las aberraciones que algunos pudieron haber cometido no justifican la vergonzosa situación que atraviesan los detenidos sin condena e incluso sin proceso. Invocar precisamente los derechos humanos para violarlos es un profundo contrasentido.

No han sido muchas las veces que la Iglesia o la política han levantado su voz para abogar por una situación inicua. La doctrina de los delitos de lesa humanidad ha servido de excusa para violar la dignidad de numerosos detenidos por la represión de la guerrilla. No hay delitos que puedan ser aplicables a todo un colectivo como el de las Fuerzas Armadas o de seguridad argentinas. Hay delincuentes individuales que deben ser juzgados y, en caso de ser encontrados culpables, ser sancionados.

No se trata de justificar los inaceptables excesos ni de pretender que no se apliquen condenas a quienes probadamente las merezcan. Pero no hemos de soslayar que tan individual es el efecto de la pena que, por ejemplo, hubo casos de personas de avanzada edad detenidas con prisión preventiva por casi una década, hasta que finalmente fueron juzgadas y absueltas unánimemente, que pusieron en evidencia que no eran ni culpables ni, por lo tanto, genocidas.

En esta compleja realidad está claro que no es posible reemplazar la justicia por la venganza. El obispo Olivera, que en cumplimiento de su misión pastoral ha recorrido los centros de detención y ha conversado con los presos y sus familiares, denuncia cifras escalofriantes, impropias para un país civilizado en el que se supone que rige el Estado de Derecho. Así, constata fehacientemente 533 fallecidos en prisión; presos con prisión preventiva por entre 3 y 6 años, 149 casos; entre 6 y 10 años, 290 casos, y con más de 10 años, 93 casos. Ante dramáticos testimonios que recogió durante años de tan injusta como dolorosa situación, que involucra a muchísimas personas enfermas y de avanzada edad, se pregunta: "¿Podemos hablar de derechos humanos con diez años de prisión preventiva, es decir, sin condena?". Con razón, afirma el obispo, se transforma de hecho en una "cadena perpetua" debido a una mala praxis judicial que no respeta el máximo legal de una prisión preventiva.

Por definición, los derechos humanos no admiten discriminaciones ideológicas: o son para todos o no lo son. Es imprescindible superar los enconos que puedan amenazar su pleno respeto, pues el Estado de Derecho no podrá asentarse sobre dichas bases ni contribuir a la armonía social.

Cómo podría el capellán castrense permanecer callado cuando a sus fieles, a los soldados, se los priva del derecho fundamental del debido proceso, se les niega el beneficio de la prisión domiciliara por edad o estado de salud, se les retacea el acceso a la debida atención médica y se los conduce así a la muerte, como reflejan las estremecedoras estadísticas. Este maltrato está claramente acotado a este colectivo, pues otros presos que no son víctimas de esta estigmatización, aun ya habiendo sido encontrados culpables con sentencias firmes, gozan en justicia de estos derechos. Hemos de recordar que gobiernan las leyes y no los hombres.

Reconoce con contrición el sacerdote que muchos "deberemos pedir perdón por tanto silencio" y cita al papa Francisco cuando, en diciembre de 2018, ante la Comisión Internacional de Pena de Muerte, dijo: "La dignidad humana debe ser custodiada sin excepciones, [...] la pena de muerte es una forma cruel de castigo" y las "condenas perpetuas son una forma de muerte encubierta".

Una oración cristiana pide para los hombres de buena voluntad un corazón misericordioso. En su etimología, la palabra misericordia propone "un corazón frente a las miserias", como la capacidad de conmocionarse ante la desdicha humana.

Es tan importante la justicia, como el conjunto de valores esenciales sobre los que deben basarse una sociedad y un Estado, que negarla es un crimen de lesa humanidad. El justo castigo no es tortura ni, mucho menos, ensañamiento o revancha. La realidad que describe el capellán castrense, que algunos ignorarán, pero que muchos conocemos aun cuando desde la política se pretenda continuar negándola, debería conmovernos. Urge poner límite a tanta iniquidad e injusticia.



Fuente:https://www.lanacion.com.ar/editoriales/valiente-denuncia-ante-una-flagrante-injusticia-nid2305229

Sunday, November 10, 2019

EDITORIALES | CASOS DE CORRUPCIÓN-La lucha contra la corrupción necesita señales claras

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EDITORIALES | CASOS DE CORRUPCIÓN

La lucha contra la corrupción necesita señales claras

El Acuerdo Social Anticorrupción no ha sido suscripto aún por los principales actores políticos y empresarios; nuestro país requiere compromisos y definiciones

10 de Noviembre de 2019

Falta de tiempo, agendas cargadas y la fuerte presión por la proximidad de los comicios fueron algunos de los argumentos que dieron allegados a los seis candidatos presidenciales para no expedirse, antes del domingo de elecciones, sobre el Acuerdo Social Anticorrupción, que recibieron de parte de un grupo de organizaciones no gubernamentales, representantes de sectores académicos y especialistas de variadas procedencias.

Desde ya que todavía pueden hacerlo y no solo esos dirigentes, sino los representantes de los tres poderes del Estado, las autoridades electas, los sindicatos, los empresarios y demás actores de la sociedad civil. El acuerdo no ha perdido vigencia. Por el contrario. Resulta imperioso encarar un trabajo serio, profundo y duradero para intentar desterrar la corrupción, que de manera tan brutal afecta tanto al Estado como a la propia democracia.

Se trata de un trabajo de largo plazo. Entre los puntos sobre los cuales hace hincapié el citado convenio figuran la necesidad de una nueva ley de ética pública, con organismos de contralor que sean autónomos, que no dependan de ninguno de los poderes del Estado; la obligatoriedad de información de las declaraciones juradas de funcionarios y la ampliación de los datos que en ellas consten; la regulación de los conflictos de intereses; un nuevo sistema de compras y contrataciones públicas; transparencia en los mercados y flujos financieros; mejoras procesales para la persecución de la corrupción como, por ejemplo, armonizar esos delitos de manera coherente y proporcional con el resto de las figuras tipificadas en el Código Penal y rever la prescripción de algunos de ellos; la sanción de un Código de Ética Judicial y la reforma del sistema de inteligencia nacional.

Dicho acuerdo es impulsado, entre otros, por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia ( ACIJ), el Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica ( Cipce), Poder Ciudadano y Directorio Legislativo. Esas entidades muestran desasosiego ante la falta de interés de los principales dirigentes, pero están decididas a redoblar sus esfuerzos para que el tema no solo siga en agenda, sino que la lucha contra la corrupción se transforme en una política de Estado.

Hace pocos días, Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional, la ONG más influyente a nivel mundial en temas de transparencia, reclamaba que el presidente electo, Alberto Fernández, dé sin más demora "una clara instrucción" a quienes serán sus funcionarios para que la lucha contra la corrupción sea uno de los ejes del nuevo gobierno.

"Lo importante [sobre esa lucha] se verá durante la gestión de Alberto Fernández, pero mientras tanto hay medidas que se podrían tomar", dijo Ferreira Rubio, y citó como ejemplos el deber de presentar las declaraciones juradas patrimoniales lo antes posible, "no solo para saber cuánto dinero tienen, sino para conocer los intereses vinculados con potenciales conflictos", comprometerse a realizar "menos contrataciones directas y de emergencia" y a disminuir la cantidad de "decretos de necesidad y urgencia que se firman para reformar asignaciones de presupuesto".

Otro de los puntos claves en esa búsqueda de transparencia es la necesidad de contar con una ley de ficha limpia como la que tiene Brasil, que impide que una persona procesada pueda ser candidata.

Es casi una verdad de Perogrullo decir que los más reacios a suscribir ese tipo de normas son quienes tienen un pasado no muy limpio. No resulta tan sencillo, en cambio, explicar por qué han perdido tanto tiempo muchos dirigentes sin antecedentes judiciales que, además, preconizan la transparencia como objetivo primordial de sus carreras políticas.

Ciertamente, nuestro país ha mostrado avances durante los últimos cuatro años en cuanto al índice de percepción de la corrupción, un ranking que elabora la propia Transparencia Internacional. La Argentina pasó de 32 puntos a 40 sobre 100 posibles el año pasado, pero nos encontramos lejos de los estándares aceptables. Conservar lo que se ha hecho bien y avanzar con las tareas faltantes será, sin duda, una de las tantas funciones delicadas e impostergables del gobierno que asume el 10 del mes próximo.

Ferreira Rubio recordaba con pesadumbre que, durante el gobierno de Néstor Kirchner, del que Alberto Fernández fue jefe de Gabinete, se hubiera dificultado la entrega de información pública, una práctica que Cristina Fernández llevó casi hasta la asfixia cuando le tocó manejar los destinos del país.

Ahora que Alberto Fernández y la señora de Kirchner regresan al poder como presidente y vicepresidenta, es de esperar que no vuelvan a incurrir en ese tipo de acciones y que, por el contrario, pongan a disposición de todos los ciudadanos la información pública de la que se dispone. No es una concesión de las autoridades hacerlo, sino un deber.

Preocupa también que en declaraciones periodísticas, mientras era candidato presidencial, Alberto Fernández haya dicho que hay jueces "que van a tener que dar explicaciones", en directa referencia a magistrados como Julián Ercolini, Claudio Bonadio, Martín Irurzun, Gustavo Hornos y Carlos Gemignani, quienes justamente están al frente de causas que involucran a la expresidenta.

Como ya hemos dicho desde estas columnas, la dirigencia con responsabilidades en los tres poderes del Estado no desconoce el daño que produce la corrupción. Urge, entonces, generar cambios significativos en los aspectos estructurales que la facilitan. Para que ello ocurra, sin lugar a dudas, es necesario el compromiso de todos y cada uno de los ciudadanos, ocupemos el lugar que ocupemos en la sociedad, debiendo los dirigentes más encumbrados dar el ejemplo.



Fuente:https://www.lanacion.com.ar/editoriales/la-lucha-contra-la-corrupcion-necesita-senales-claras-nid2305078

Friday, November 8, 2019

OPINIÓN | COLUMNISTAS-Falta de definiciones y voluntarismo ingenuo, una combinación peligrosa, por Sergio Berensztein

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OPINIÓN | COLUMNISTAS

Falta de definiciones y voluntarismo ingenuo, una combinación peligrosa

Sergio Berensztein

Tanto en economía como en política exterior, es importante despejar dudas sobre el programa de la nueva administración; la calidad institucional será muy observada













Fuente: LA NACION - Crédito: Alfredo Sabat

8 de Noviembre de 2019

Para evitar un desgaste prematuro y tal vez sorprender con algún nombramiento, Alberto Fernández posterga definiciones respecto de su equipo de colaboradores, sus objetivos primordiales de gestión y las políticas con las que buscará alcanzarlos. No está claro cómo intentará responder a las enormes expectativas generadas, en especial en sus votantes, aunque la sensación de alivio se extiende a un porcentaje aún más amplio. Según el último informe del Monitor de Humor Político y Social de D'Alessio IROL / Berensztein, el 54% de los argentinos suponen que la situación económica dentro de un año será mejor que la actual, superando incluso al porcentaje de votos que obtuvo el Frente de Todos en las últimas elecciones (48,24%).

Ante este vacío discursivo y conceptual retumba un conjunto variopinto de voces que expresan heterogeneidad, contradicciones y potenciales conflictos dentro del Frente de Todos (una coalición con contornos tan amplios como porosos y con una evidente vocación para extenderse, si no antes, seguramente luego del 10 de diciembre). Retoma protagonismo Juan Grabois, que disciplinadamente mantuvo un perfil bajo durante la campaña para no espantar a votantes moderados enojados por el fracaso económico del macrismo, para reiterar su fallida propuesta de reforma agraria. El líder de la CTEP advierte ahora que, en su opinión, buena parte de la sociedad argentina no está dispuesta a tolerar postergaciones en términos materiales: su doctrina de las "mechas cortas" generó alarma, en particular frente a los desbordes y la ingobernabilidad en que Chile está inmerso, así como también por la ola de movilizaciones populares que en múltiples países vienen conmocionando a los establishments locales.

El jefe de la UTA, Roberto Fernández, alimentó la conversación pública con su poco original receta de engañar otra vez a la sociedad imprimiendo dinero espurio para terminar, más temprano que tarde, en una nueva devaluación. Es cierto que algunos de sus colegas ya han hecho pública su vocación de moderar la puja distributiva conteniendo demandas salariales. Pero otros líderes de la CTA viajaron hasta Cuba para fortalecer sus vínculos y los del Frente de Todos con Nicolás Maduro. Esta paleta tan disonante de matices es una foto precisa de la nueva coalición gobernante: un espacio que reúne actores variados, identidades políticas múltiples y concepciones del Estado bastante extremas. ¿Podrá procesar Alberto Fernández tantas tensiones con potencial para escalar rápidamente?

Más relevante es sin duda cierta concepción voluntarista que expuso el presidente electo en materia de política exterior. En su reciente visita a México, Fernández habló de una alianza estratégica con ese país, de unidad latinoamericana y de las posibilidades que ofrece el Grupo de Puebla para salir de la crisis del neoliberalismo en la región. Llamó a AMLO a ocuparse de la política regional omitiendo, tal vez, que se trata de un dirigente que desde que es presidente nunca salió de su país. También se enfocó en el lawfare como mecanismo para perseguir a los líderes populares de la región y se centró en el ecuatoriano Correa, el brasileño Lula o la propia Cristina. Curiosamente, a pesar de que tantos expresidentes peruanos están presos por causas similares, no fueron considerados por Alberto. ¿Será porque no los considera "populares"? ¿O, simplemente, porque responden a otro signo ideológico?

La retórica integracionista latinoamericana está lejos de ser una novedad. Luego de décadas de magros resultados, es hora de preguntarnos si es posible una integración entre gobiernos proteccionistas y líderes nacionalistas, en un contexto de desconfianzas múltiples, sobre todo en cuestiones de seguridad nacional. Curiosamente, son el libre comercio y los acuerdos de protección de las inversiones lo que más rápidamente contribuye a una integración efectiva. Pero si se rechazan los mecanismos de mercado, cuando la política mete la cola los conflictos y los celos son inevitables. Al mismo tiempo, el Brexit y la crisis europea pusieron de manifiesto nuevas y viejas dudas sobre la sustentabilidad de los procesos de integración.

Más aún, Alberto Fernández habla de unidad latinoamericana en el momento en que las relaciones con Brasil, el principal socio comercial y estratégico de la Argentina, atraviesan su peor momento. ¿Podemos inferir, por lo tanto, que estas alianzas se tejerán únicamente con gobiernos afines y que su perdurabilidad se mantendrá en tanto y en cuanto no cambie la inclinación ideológica del eventual socio? ¿Estos acuerdos se enfocarán en los gobiernos y no en los Estados? Si lo anterior resultara cierto, habría que analizar cuántos gobiernos realmente progresistas existen en la región. En principio, podemos decir que solo México y la Argentina. Evo Morales en Bolivia es una fuerza populista más identificada con Cuba y Venezuela que con la socialdemocracia de España y Portugal. La conclusión: salvo que todo este latinoamericanismo sea meramente discursivo y tenga como objetivo satisfacer a una porción del electorado, parece carecer de sustento real.

A propósito del caso mexicano, sobre todo de las prioridades del actual gobierno, surgen dos cuestiones que para Alberto Fernández constituyen desafíos un tanto incómodos: corrupción y narcotráfico. López Obrador ganó la presidencia precisamente por su compromiso con la transparencia. Algunos apuestan a convocar a una figura de la oposición para desempeñar una función clave en ese área durante el próximo gobierno. Aunque el foco de Fernández sea la economía, su compromiso con la calidad institucional (incluyendo la libertad de prensa y expresión) será muy observado dentro y fuera del país. Respecto de la lucha contra el narco, México es la expresión más acabada de un profundo fracaso: nada ha funcionado, ni las políticas más duras y confrontativas ni mucho menos la actitud soft que plantea AMLO. Ver al Estado de rodillas frente al crimen organizado (el episodio con el hijo del Chapo Guzmán no tiene precedente) constituye un renunciamiento inentendible en términos de los atributos fundamentales de la estabilidad.

Es posible que cuando se definan el gabinete y los lineamientos de políticas públicas estén más claros las voces divergentes y los voluntarismos discursivos pasen a un segundo plano. Paralelamente, verificaremos la sofisticación de los diagnósticos con los que la nueva administración se propone encarar los desafíos estratégicos de la Argentina, así como los equipos de trabajo y los instrumentos e ideas que orientarán la gestión.



Fuente:https://www.lanacion.com.ar/opinion/columnistas/falta-de-definiciones-y-voluntarismo-ingenuo-una-combinacion-peligrosa-nid2304535

EDITORIALES-Prejuicios y discriminación

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EDITORIALES

Prejuicios y discriminación

En la Argentina del siglo XXI, el desafío es aceptarse, convivir, integrarse, respetarse y entender que nadie es ni más ni menos que otro

8 de Noviembre de 2019

El domingo de las elecciones nacionales se viralizó la foto de una autoridad de mesa en el partido bonaerense de Moreno con alusiones a su vestimenta junto con la advertencia de que se podía tratar de un delincuente. Asociar un atuendo con un comportamiento constituye una señal peligrosa, cargada de prejuicios instalados en vastos sectores sociales y cuyo efecto inmediato es la discriminación.

Lamentablemente, son muchos los que caen en la necedad de clasificar a las personas por su color de piel, su corte de pelo, su ropa, su religión o su origen. Distintos segmentos de la sociedad reflejan ser víctimas de estos prejuicios, que deberíamos desterrar y que no tienen justificativo en ningún ámbito. Por ejemplo -erróneamente, ya que las estadísticas lo desmienten de forma categórica-, se sugiere que los índices de delincuencia han crecido debido a la afluencia de inmigrantes de países sudamericanos.

Al aplicar el mismo mecanismo, se demoniza a quienes gozan de cierto prestigio social en función de los años de arraigo familiar en el país o debido a su participación en la historia, denostándolos con la calificación de "oligarcas" cuando en realidad esta palabra cuadra con mayor precisión a regímenes familiares políticos vitalicios enraizados en provincias sumidas en el atraso o la pobreza por la falta de una sana renovación democrática, o también a dirigencias sindicales, muchas también perpetuas, encaramadas y enriquecidas desde el control de organizaciones de los trabajadores que regentean como si fueran empresas privadas propias.


En una misma bolsa y sin fundamento caen los esforzados productores agropecuarios, muchos de ellos laboriosos chacareros, modelo de eficiencia y competitividad, también desacreditados como pertenecientes a la "oligarquía", mote con el que también se descalificó a quienes concurrieron masivamente a las manifestaciones de apoyo al oficialismo actual, así como también, desde la otra vereda, se denigra a los que concurren a los actos de la coalición triunfadora.

Muchas veces son lamentablemente las propias dirigencias las que, desde la palabra o desde los hechos, contribuyen a abonar ese peligroso e indeseado clima de división, resentimiento y prejuicios. Potenciados ahora por las nuevas tecnologías, se recurre también para estos fines a la difusión de informaciones falsas y a la propagación de estereotipos en un afán por fomentar resentimientos y odios.

Hasta qué punto podemos equivocar el rumbo al simplificar y creer que se es bueno por ser pobre o malo por ser rico, en términos materiales. Esa presunción nos amarra inconscientemente a la pobreza, porque la riqueza pasa a ser pecado. También nos confunde, pues parece que el dinero logrado con esfuerzo no vale y es digno de ser confiscado, pero sí el que obscenamente exhiben mafiosos, corruptos y delincuentes, encarnando una nueva y peligrosa forma de nobleza.


Es hora de entender que todos somos argentinos, que la Argentina es nuestro hogar compartido, que todos merecemos un digno pasar y que, aun así, podemos disentir en nuestros apoyos y opiniones al superar constructivamente cualquier fractura, porque el debate nos enriquece y el objetivo común nos moviliza. Cuántas veces nos hemos jactado de la ausencia de conflictos étnicos o religiosos entre nosotros, de nuestra capacidad para relacionarnos con la cultura universal, aportando y recibiendo valores e influencias. No debemos abandonar ese modelo valioso y distintivo que nos ha servido para evitar conflictos e, incluso, estériles derramamientos de sangre que han hecho estragos en otros lares.

Los pilares fundantes de la Argentina han sido los conceptos de libertad e igualdad. No son meras palabras, son principios que nos señalan un estilo de vida en sociedad, que no reconoce privilegios de ningún tipo, que alimentan el respeto mutuo, la tolerancia y el disenso civilizado.

Nuestro presente se construyó en décadas de luchas y de acuerdos. Con valerosos soldados, muchos de ellos mestizos o indígenas, que dejaron hasta sus vidas en las guerras por la independencia. Los tiempos de la organización nacional demandaron el trabajo fecundo e intenso de otros muchos, descendientes de europeos también, generaciones cargadas de sueños de progreso que llegaron para poblar el que, por entonces, era un desierto.

Cuando Octavio Paz graciosamente afirmaba que los argentinos descendemos de los barcos se refería a la ola inmigratoria que se tradujo en que el censo poblacional de 1914 diera cuenta de que había más extranjeros que argentinos, amparados por nuestra ley fundamental. Hoy, los más de dos millones de extranjeros representan menos del 5% de la población y proceden mayormente de países vecinos. Queda pendiente adaptar nuestra legislación al principio esencial de la reciprocidad, lejos de promover cualquier atisbo de xenofobia.

En esta Argentina del siglo XXI el desafío es aceptarse, convivir, integrarse, respetarse y entender que en estas tierras nadie es más ni menos que otro. Y sobreponerse a cualquier prejuicio, cuando la labor de cada uno pasa a ser clave para la construcción colectiva responsable. El camino para afrontar y resolver los graves problemas nacionales requiere un clima de paz social y orden que otorgue el debido espacio a todos en un contexto de un sano debate.



Fuente:https://www.lanacion.com.ar/editoriales/prejuicios-y-discriminacion-nid2304532

La naturalización de lo antinatural, por Monseñor Héctor Aguer

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La naturalización de lo antinatural

El relativismo y el subjetivismo dominan en una especie de moral existencialista e individualista, ajena a la dimensión social del ser humano. El favor oficial promueve estas nuevas orientaciones culturales.

Monseñor Héctor Aguer 

06/11/19

Uno de los datos definitorios de la cultura que va imponiéndose globalmente es la negación del concepto y la realidad de la naturaleza. Esta negación es de carácter metafísico, con una proyección inmediata en la antropología, en la concepción del hombre. El Diccionario de la Real Academia nos ilustra así: la naturaleza es «la esencia y propiedad característica de cada ser». Según la nueva visión de las cosas, no hay nada que sea dado, lo recibido, aquello que nosotros no construimos y que constituye la identidad nativa de cuanto existe. Precisamente, se llama constructivismo la teoría gnoseológica y sociológica que afirma que la realidad -incluso el ser humano en su original bipolaridad de varón y mujer- es producto de la evolución de la cultura, del ingenio y la industria del hombre. En términos teológicos equivale a la negación de la Creación, es una rebelión contra ella, no recibimos nada, ya que todo es fruto del devenir histórico; lo hacemos nosotros.

El ejemplo más claro de esta posición es la ideología de género, que altera íntimamente la realidad humana; de acuerdo con esta ficción ideológica en la que culmina la revolución sexual desarrollada en las últimas décadas y acelerada recientemente, no existe una naturaleza de la persona varón y una naturaleza de la persona mujer. La famosa feminista Simone de Beauvoir, en su libro «El segundo sexo», afirma que «mujer no se nace, se hace»; más aún, según ella, la mujer sería un «producto intermedio entre el macho y el castrado».

El reemplazo de «sexo» por «género» se ha hecho corriente en el lenguaje, sobre todo por influjo de un periodismo ignaro e ideologizado, y por quienes repiten como loros lo que se pone de moda. Paradójicamente, en una época en la cual se diviniza al cuerpo y se le rinde culto, también se lo desprecia y contradice; la realidad biológica impresa en el cuerpo sería inconsistente. El género se elige según la inclinación subjetiva y el cuerpo es acomodado a la percepción interior mediante cirugía o ingesta de hormonas. Puede verse en internet un caso en el cual la confusión llega a un extremo irrisorio -mueve más bien a llanto que a risa- un hombre, que es en realidad una mujer, embarazado por una mujer, que en realidad es un hombre. La exhibición filmada de conductas contra la naturaleza alcanza un grado de perversión sorprendente para las personas normales en lo que se llama «fisting»; por delicadeza me abstengo de explicar en qué consiste.

El «colectivo» que reúne a personas cuyas conductas son hechas públicas y reivindicadas como derechos, intenta que se reconozcan como naturales y legítimas múltiples combinaciones caprichosas en nombre de la no discriminación. Cabe aquí una digresión sobre este punto. El verbo «discriminar» tiene dos sentidos. El primero es positivo: «separar, distinguir, diferenciar una cosa de otra»; al discriminar no se infiere agravio ni trato de inferioridad a nadie; no es posible pensar ni hablar sin discriminar. El segundo sentido designa una actitud inaceptable, ya que todas las personas merecen ser respetadas, no deben ser víctimas de desprecio y exclusión.

Los cristianos hemos de rezar y hacer objeto de nuestro amor a quienes han sido absorbidos por la manera de pensar y de vivir «contra naturam». Ahora bien, quienes niegan que exista la categoría de lo natural, suelen acusar falazmente de discriminadores a quienes afirman que existe una naturaleza humana de la cual se siguen determinados comportamientos objetivos, que son los propiamente humanos. El INADI funciona según este lamentable criterio. Quienes profesan la ideología de género discriminan malamente a la única discriminación válida en este ámbito, la que establece la distinción original recogida en las primeras páginas de la Biblia: «Dios creó al ser humano a su imagen.. varón y mujer los creó» (Génesis 1, 27). La Sagrada Escritura asume un dato del sentido común: el varón, «ish» en hebreo, es para la mujer, «ishshá», y viceversa (Génesis 2, 18. 21-25); sus cuerpos ajustan el uno en el otro, y también sus almas.

Como ya se ha indicado, de la naturaleza proceden los comportamientos acordes, que configuran un orden propiamente humano, del que se siguen la ley natural y el derecho natural, que ha sido expuesto por eminentes juristas. Que muchas personas incurran en comportamientos antinaturales, no invalida la realidad objetiva. Para ser concretos, estas afirmaciones que son -como se ha dicho- de dimensión metafísica, caben en un argumento muy sencillo e irrefutable: el miembro viril no ha sido hecho para introducirse en el ano de otro varón, y para ser succionado por este; si tal cosa ocurre se frustra su finalidad, pues el semen, poblado de millones de semillas de vida, tiene por destino la vagina de la mujer. Así puede juzgarse de otras combinaciones antinaturales. Las conductas que encuentran sentido como expresión física del amor se degradan en la búsqueda prevalente de un placer egoísta, que Freud calificó acertadamente de perverso e impúdico.

La propaganda gay es apabullante y va trastornando el cerebro de multitudes, de jóvenes especialmente, que suelen razonar así: «yo no lo hago, personalmente no me gusta, pero cada uno es libre de vivir como le parece; si les gusta, para ellos es bueno». El relativismo y el subjetivismo dominan en una especie de moral existencialista e individualista, ajena a la dimensión social del ser humano. El favor oficial promueve estas nuevas orientaciones culturales. El presidente de la Nación, hablando en una reunión de mujeres del G20 se jactó de haber habilitado el debate sobre la legalización del aborto, y afirmó que en la Argentina «rige transversalmente la perspectiva de género». Con todo respeto: es probable que no sepa bien de qué se trata. La perspectiva es una manera de ver o representarse las cosas desde un punto; en cambio, el discurso sobre el género es una ideología, un conjunto completo de afirmaciones que pretende interpretar reductivamente toda la realidad humana, y que reemplaza las nociones de naturaleza y de sexo. No me pasó inadvertido este detalle: para la reciente elección, la propaganda del partido o alianza oficial exhibía, subrayando el nombre de la agrupación, una franja con los colores del arco iris. ¿Un alarde de exquisitez estética, o un pícaro guiño al sector del electorado que enarbola esos colores como bandera?.Otra ridiculez de la política argentina: la izquierda asume las reivindicaciones de la burguesía, ¿sabrán qué piensan los pobres?.

Los medios de comunicación son un factor principal en el intento de cambiar la mentalidad de la gente, a pesar de que el uso anárquico de «las redes» altera un tanto el panorama, para bien y para mal. Otras conductas destructivas son difundidas elogiosamente, como si fueran lo normal, lo que ahora se acostumbra, lo natural. Por ejemplo, se exponen a la curiosidad pública, con lujo de detalles y actualización permanente, los amoríos fugaces de gente de la farándula. Basta desplegar la Sección Espectáculos de algunos diarios, o conectarse con el demonio de la mañana que anda suelto en un canal de televisión.

Otro de los principales responsables: el showman con probables posibilidades políticas, que también exhibe en el espectáculo la vida privada de sus bailarines, y promueve entre ellos superficiales emparejamientos; que semejante engendro tenga buen «rating» mide hasta qué nivel hemos caído. No voy a acudir, para explicar este amplio fenómeno, a una teoría de la conspiración, pero -insisto- tales hechos revelan la dimensión de la decadencia cultural en la que se ha precipitado nuestra sociedad. Si argumentamos que también ocurre en otros lugares, podríamos aplicarnos el refrán: «mal de muchos, consuelo de tontos».

Por fortuna, gracias a Dios, queda gente que se sobrepone a semejante desmadre. La naturaleza vuelve por sus fueros, como en algunos casos de hombres convertidos en mujeres, a fuerza de aplicaciones hormonales; con el tiempo asoman pertinazmente rasgos de la virilidad. Así también, no se podrá abolir totalmente la realidad; muchas familias «normales» -padre, madre, hijos, matrimonios que duran para siempre-. en silencio, no sin luchas, van edificando el futuro de una sociedad digna de la condición humana.

Finalmente, remito a los lectores a mi artículo «Su dios es el vientre», publicado en InfoCatólica el 22 de mayo pasado, del cual esta nota es continuación y complemento. Aunque todavía queda mucho por decir.

Héctor Aguer, arzobispo emérito de La Plata


Fuente:http://www.infocatolica.com/?t=opinion&cod=36199

Monday, November 4, 2019

EDITORIALES-No hay edad para aprender

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EDITORIALES

No hay edad para aprender

Urge formular políticas tendientes a incluir y dar respuestas a las necesidades de un sector cada vez más activo y demandante

4 de Noviembre de 2019

Hemos abordado reiteradas veces las distintas aristas que el creciente envejecimiento poblacional presenta en las sociedades. El prestigioso Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, que trabaja en alianza con la Fundación Navarro Viola y el Banco Supervielle, difundió un documento titulado "La capacidad de aprender en las personas mayores". Por lo general, reseña, son temas como la salud y los cuidados los que habitualmente más se vinculan con este segmento, pasando por alto que un envejecimiento saludable demanda atender múltiples cuestiones.

Bajo la dirección de Agustín Salvia, el estudio realizado entre adultos de más de 60 años reveló que casi el 30% tenía deseos de aprender una amplia variedad de disciplinas. Esta tendencia no presentó diferencia según el género, aunque disminuyó progresivamente con la suba de la edad. Sin embargo, incluso después de los 75 años, un 23% expresó su interés por seguir aprendiendo algo.

El imaginario social asociado con los adultos mayores se muestra desactualizado. Hoy, desde los nuevos paradigmas, se reconoce que se trata de una etapa de la vida en la que el interés se mantiene despierto, con avidez por disfrutar de las cosas buenas de la vejez. Dentro de este universo, los miembros de hogares integrados por parejas adultas mayores independientes se destacan por ser quienes más potencian seguir aprendiendo o estudiando, no tanto quienes han debido mudarse con sus hijos y dependen económicamente de ellos.



Siempre hay tiempo para canalizar la curiosidad Fuente: LA NACION

Los resultados del estudio reflejaron además que quienes alcanzaron mayores niveles educativos -secundario completo y más se mostraron más interesados por seguir aprendiendo. La estratificación económico-social impacta también, pero, incluso entre los que integran los segmentos más bajos, uno de cada cinco expresó que estudiaría algo de contar con esa posibilidad. Tener un proyecto es clave. Si bien los contenidos por asimilar pueden ser importantes, también lo es obligarse a salir; disfrutar de la sociabilización, conocer pares nuevos, pero también conectar con los más jóvenes, todo lo cual contribuye a reducir la soledad y el aislamiento.

Peluquería, costura, tejido, historia de la filosofía, psicología, idiomas y teatro son solo algunas de las disciplinas que captan entusiastas adeptos. Sin embargo, son la música y las artes visuales las actividades más escogidas. Aprender idiomas, mayormente inglés, cosecha preferencias, y entre quienes manifiestan su deseo de acceder a carreras universitarias, Derecho y Medicina son las más citadas.

El relevamiento también confirmó que la oferta disponible es insuficiente: del 30% que mostró interés por aprender, solo el 10% tuvo una experiencia de aprendizaje en el último año. Traducido en cifras, 700.000 mayores accedieron a propuestas, alrededor de la mitad ofrecidas por el ámbito privado, un 41% por el Estado y el resto a través de ONG.

Del convenio entre el PAMI y las universidades nacionales nació, hace diez años, Upami. Con una oferta rica y permanente de cursos, este programa sigue creciendo. Lamentablemente, solo quienes viven en alguno de los 50 centros urbanos donde se asientan universidades nacionales pueden acceder a las actividades ofrecidas por la órbita estatal. Es necesario que las municipalidades, instituciones religiosas y otros ámbitos en cada localidad fomenten y repliquen la participación activa de los mayores en actividades educativas. Como surge del relevamiento de la UCA, si hubiera más alternativas, habría más interesados.

Adquirir conocimientos y habilidades nuevas, hacer lo que valoramos, lo que activa nuestro entusiasmo, demuestra ser muy importante para conservar el interés y la capacidad de crecer que tanto beneficio reportan en cualquier etapa de la vida. Frente a algunos procesos cognitivos que puedan estar en deterioro, apuntalar el desarrollo emocional y social desde nuevos aprendizajes es altamente beneficioso y también repercute en el plano físico. Las proyecciones demográficas han de servir para diseñar políticas públicas que distribuyan recursos a lo largo de toda la vida, a fin de abonar los sanos sentimientos de satisfacción personal que demandan adultos mayores cada vez más activos. No descuidar la importancia de los programas culturales que favorezcan el uso del potencial creativo, artístico e intelectual a edades avanzadas es también proteger los derechos de un segmento de la población que adquiere cada vez más peso.


Fuente:https://www.lanacion.com.ar/editoriales/no-hay-edad-para-aprender-nid2303287

La vejez. Drama y tarea, pero también una oportunidad, por Santiago Kovadloff

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